Escribir a   manos
Entrevista a Aleix Fauró e Isis Martín 
(a cargo de Pablo Ley)
 
Aleix Fauró e Isis Martín son un caso poco frecuente de escritura a cuatro manos. Aprovecho la publicación en Ítaca del texto titulado El pes del plom para hablar con ellos sobre la forma en que abordan la creación de –primero– sus obras y –luego– de sus espectáculos. A cuatro manos han escrito Si avui és diumenge demà és dijous (2009), L'hivern al cos (2011), 180º de cel (2012), El pes del plom (2014), Com menja un caníbal (2019). Pero hay otras facetas interesantes, como por ejemplo el hecho de que, en la gestación de su trayectoria creativa, fuera la necesidad de escribir lo que los acabó llevando a la dirección de sus propios espectáculos... y que, más adelante, fuera la necesidad de gestionar todo lo que conlleva la producción y distribución de los espectáculos lo que los llevó a sacar adelante La Virgueria, compañía teatral a la que se han incorporado como miembros activos Marina Fita, Oscar Llobet, Patrícia Bargalló y Giulia Poltronieri en una distribución de tareas que se podría llamar polivalente –interpretación, producción, difusión, colaboraciones en la dirección, la escenografía...–. Como compañía tienen, además, la voluntad de abrirse a otros autores y otros textos con montajes como Paisaje sin casas (2012), Arbres (2014), Snorkel (2015) o Medusa (2017).
Aleix Fauró e Isis Martín no sólo escriben a cuatro manos, también hablan a cuatro manos, y sus discursos se entrelazan de manera que resulta difícil separarlos. Fauró habla más, con urgencia. Martín es más reflexiva. A lo largo de la conversación descubriré que tanto la urgencia de uno como la reflexividad de la otra forman parte de su proceso creativo. Pero ante todo tengo curiosidad por saber cómo se escribe a cuatro manos. 

Aleix: Lo hacemos de muchas maneras diferentes. Pero primero y ante todo necesitamos comenzar nuestra investigación en torno a un tema. No es que nos marquemos el objetivo de pensar un tema, los temas pueden surgir en conversaciones de gin tonic. Pero si estos temas vuelven a salir en nuestras conversaciones, y salen de forma recurrente... entonces sí que nos ponemos en marcha. Empezamos a buscar artículos, libros, películas, documentales... Y con todo este material en las manos empezamos a preguntarnos cuáles podrían ser los personajes que necesitamos... 

Isis: De hecho, es cuando empezamos a tener claro el sentido de lo que queremos escribir cuando nos ponemos a escribir, uno una escena, el otro otra... las ponemos en común, empezamos a debatir y revisar... 

Aleix: Yo tengo tendencia a escribir demasiado rápido, a precipitarme con cosas que sé seguro que tendremos que tirar, pero esto nos permite tener un punto de vista y empezar a concretar, afinar la idea del espectáculo que va surgiendo en nuestras cabezas. 

Isis: Con El pes del plom lo primero que escribimos fue la entrevista que la periodista –protagonista la obra– le hace al fabricante de armas. Con el último texto, Com menja un caníbal, fue haciendo la biografía de uno de los personajes como empezamos a escribir. 

No hablaremos de este último texto, porque todavía está en el horno y la escritura está lista para entrar en sala de ensayo, pero habrá, seguro, modificaciones. Pero, de la veintena larga de personajes que conforman el dramatis personae de Com menja un caníbal, no me puedo resistir de citar unos cuantos, como, por ejemplo: la mujer que agoniza, el hombre de las piernas de vidrio, el hombre de las mil palabras, la mujer que llora de dolor, el niño de las preguntas no tan inocentes... Vuelvo a la entrevista. ¿Cómo empezó La Virgueria? 

Aleix: Isis y yo nos conocimos hace diecisiete años. Cuando nos conocimos yo escribía mucha poesía –en todas partes, servilletas, libretas, papelotes–. Tenía muchas ganas de contar cosas. Las empezaba pero no las continuaba. No tenía la capacidad de llevarlas hasta un final. 

Isis: Íbamos al teatro juntos, hicimos una obra juntos y, a raíz de estar juntos horas y horas, surgió una amistad que hizo posible escribir teatro juntos. De hecho es así cómo surgió Si avui és diumenge demà es dijous, un espectáculo sobre la esquizofrenia que escribimos juntos, dirigió él, interpreté yo... La Virgueria nace así, de la necesidad de hacer teatro. 

Aleix: De hecho, charlando charlando nos motivamos para escribir juntos. Empezamos a plantearnos la idea de desarrollar un lenguaje propio. Y ése es el camino que estamos haciendo. Primero tuvimos un local, no queríamos hacer producción, pero nos dimos cuenta de que, para gestionarlo todo, necesitábamos la empresa, y luego comenzó a incorporarse el resto de miembros de La Virgueria, Marina Mojón, Oscar Llobet, Patrícia Bargalló, Giulia Poltronieri. 

La esquizofrenia, la prisión, el tráfico de armas ... estos son algunos de los temas que exploráis en vuestros textos. ¿Qué es lo que os interesa? 

Aleix: Personalmente tengo la necesidad de profundizar en temas que me preocupan. De la necesidad de informarme, de leer, de conocer ... se sigue la necesidad de abrir el tema y todas las reflexiones que conlleva al público. El objetivo es generar debate. 

Isis: Por ejemplo, con El pes del plom, nos inquietó todo lo que leímos sobre la industria armamentística. Pero lo más preocupante no es el tráfico ilegal de armas. Lo que nos inquietó de verdad es justamente el mercado legal de las armas. 

Aleix: El objetivo es fomentar la capacidad crítica en los espectadores de nuestros espectáculos. 

Isis: Tratamos cosas que nos preocupan, nos alarman, nos indignan. Y nos podemos permitir hablar de lo que nos preocupa a nuestra manera. 

Aleix: Escribir juntos y hacer compañía juntos significa hacer las cosas como tú quieres. Y eso tiene un coste. 

Aleix Fauró parece haber terminado su razonamiento. De modo que la pregunta se hace inevitable. ¿Qué coste? 

Aleix: Nunca hemos hecho una escritura o un montaje que quisiera ser complaciente con lo que la gente va a ver habitualmente al teatro. Nunca hemos ido a buscar el actor que fuera, ante todo, conocido y comercial. 

Isis: Nos importa lo que estamos diciendo. Yo no reniego del teatro como forma de expresión política. No se puede estar al margen de la política. O, de otra manera, estar al margen de la política es política. Es política no mojarse políticamente. 

Aleix: Si estás pendiente de los beneficios económicos, no acabas diciendo lo que quieres, sino que acabas cayendo en una especie de servilismo cultural. Es realmente el mal de las instituciones públicas, a las que se obliga a tener una cifra de ocupación tan alta que terminan necesitando los mismos mecanismos que el teatro comercial. Una institución pública debería tener la obligación de arriesgarse, y arriesgar significa tener la oportunidad de no cumplir con los números. 

Isis: Depender de la cantidad de público es perverso. Cualquier artista debe saber a quién se dirige. Pero una cosa es dirigirse a un público, y otra depender económicamente de él. Terminar haciendo cosas comerciales para ganarse la vida ha arruinado carreras muy prometedoras. 

Aleix: Por cierto, La Virgueria nació al mismo tiempo que se producía la crisis económica en la que aún estamos inmersos. Y, con la crisis, se produjo el fenómeno curioso de que nacieran muchas compañías. Se hablaba de que nos teníamos que argentinizar, porque en Argentina todo el mundo hacía teatro, en cualquier lugar, sin que importaran las condiciones. Yo creo que aceptar la precariedad como normalidad no debería ser el camino. 

Isis: Pero es verdad que la falta de recursos hace aguzar el ingenio. 

A vosotros os gusta colaborar con otros dramaturgos. De hecho, plantáis colaboraciones de forma habitual. 

Isis: Lo cierto es que vemos espectáculos escritos por otra gente que nos interesan. Y nos despiertan la imaginación. 

Aleix: Isis y yo somos muy lentos. De hecho no queremos ponernos ninguna presión en el proceso de creación de un texto. Y, si queremos tener activa la compañía, necesitamos textos para escenificarlos. Así surgen complicidades con gente como Albert Boronat (Snorkel), o el Marc Artigau (Arbres) ... o con Helena Tornero, con quien ahora estamos desarrollando un nuevo proyecto. En estos casos, podemos partir de una idea o, sencillamente, dejar que escriban lo que les apetezca. 

Personalmente he trabajado como autor y dramaturgo en dos producciones con Aleix Fauró e Isis Martín, Paisaje sin casas (un montaje precioso de uno de los textos que más quiero y que, escrito en 1989, tardó más de veinte años en llegar a los escenarios), y la adaptación escénica de la novela de Ricardo Menéndez Salmón, Medusa (una propuesta escénica de las más arriesgadas –tanto desde el punto de vista político como estético– que ha afrontado La Virgueria). Estoy seguro de que encontraremos otro momento para hablar de estas piezas.
  • Fotografías de Anna Miralles
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