DONDE LA OSCURIDAD ES EFERVESCENTE

Crítica a Fins i tot la foscor

por Natalia Barraza

Direcció: Philine Dahlmann y Eva Ordoñez. Artistes: Emiliano Pino, Dominique Joannon, Laura Esposito, Julie Bergez, Elise Bjerkelund, Junyi Sun. Coreografia: Junyi Sun en col·laboració amb la companyia. Disseny il·luminació: Ivan Tomasevic. Concepte sonor: Emiliano Pino, Philine Dalhmann i Anatole Petit. Música en directe: Emiliano Pino en col·laboració amb la companyia. Vestuari: Mariona Signes. Escenografia: Mariona Signes i Salvatore Frasca. Il·lustració cartell: Chamo San. Una producció de Bidó de Nou Barris. Coproducció Grec Festival.

Ateneu Popular 9 Baris, del 19 de desembre de 2020, al 24 de gener de 2021.

Hay sectores, como el del circo, que son un hervidero perenne.


Es significativo que las casas que acogen la formación, creación y producción de este lenguaje estén en la periferia. Este emplazamiento los sitúa como a un forastero que habla en un código extraño, como si el mundo les señalara con un “vosotros allá”. Y quien quiera empaparse de su arte ha de hacer esta visita a la entidad aledaña, salir del circuito acostumbrado, mojarse un poco, desplazarse, volverse excéntrico, o sea, salir del centro. Por fin.


Esta condición por un lado aleja y, por otro, protege.


Y hablo de protección porque el hecho de que el circo sea esencialmente marginal, garantiza a sus hacedores un marco más amplio en cómo investigar y que los resultados que deriven de sus arduos entrenamientos y experimentos escénicos no tengan que regirse por las normas de la industria cultural. El circo contemporáneo vive en una constante hipótesis de formato, donde la tarea de escenificar se vuelve muy compleja y delicada buscando el equilibrio entre los otros lenguajes sobre los que se sostiene.


El viernes 22 de enero fui a ver Fins i tot la foscor al estimado Ateneu de 9Barris, un espacio que, como siempre, hace honor a su historia de trabajo con el territorio y la comunidad y que se mantiene coherente para con las artes escénicas arriesgadas, inclasificables y no comerciales.


Este pandémico invierno, con su programa Circ d’hivern, que ya cumple 25 ediciones (se dice fácil pero son toda una vida), han elegido un valiente proyecto de co-dirección para llevar a cabo la producción de este año. 


Quisiera hacer un inciso respecto a las co-direcciones. Iba a mencionar que hasta ahora La Central de Circ, como entidad pública, contaba al timón de su nave con una interesante dirección compartida. Me acabo de enterar de que esta ejemplar iniciativa –no jerárquica y muy a la escucha del sector– ha presentado su dimisión, lo cual comporta que, como colectivo, entren ahora mismo en una pausa forzada para valorar esta gestión y cómo abordarla en el futuro. Paradójico.


Centrándome en el análisis de la pieza, lo primero que reconozco a nivel semiótico es que durante la hora de espectáculo he visto y sentido demasiadas cosas. Proponen una ebullición de cuadros recargados de información que, como bien describen en su sinopsis, son un collage en movimiento. Y, como tal, vemos muchas capas adyacentes hablándonos al mismo tiempo.


Fins i tot la foscor es una obra de circo contemporáneo que se presenta como un crisol en que, tanto a nivel formal como de contenidos, está plagado de lenguajes, imágenes y signos, apoyándose en un extenso texto que se nutre de Sartre, Dostoyevsky y Shakespeare, factor no muy habitual en el circo, generando una mezcla de sensaciones, provocando y buscando en su fragilidad, sus propios límites.


La obra hace un repaso de la historia occidental, desde el génesis bíblico hasta ahora, yendo a pasos agigantados de una época a otra, haciendo convivir religión con fiesta punk, arte barroco con pelucas kitsch, poesía visual con banalidad tragicómica.


Abordan, un poco de manera disparatada y superficial, temas trascendentales como la muerte, la culpa, el asesinato, el placer, el vacío, la soledad, por mencionar algunas de las muchas ventanas abiertas. Y es quizás ese exceso el que nos revela la oscura ansiedad en la que navega nuestra especie en general y nuestra cultura occidental en particular. Después de hablar con una de las directoras, sé que han sido dieciséis semanas de creación a lo largo del 2020 lo que les ha permitido llevar a cabo la investigación y puesta en escena, y que una de las premisas ha sido quedarse con todo el material propuesto por l@s intérpretes mediante improvisaciones. Si, todo.


Reúnen en esta obra lenguajes diversos y complementarios como teatro, música en directo, danza contemporánea –de manera bastante transversal en casi toda la pieza–, pasando por momentos que nos recuerdan al teatro musical y sirviéndose, obviamente, de técnicas de circo que en este caso están centradas en los aéreos, como cuerda volante, trapecio fijo y otros artefactos análogos que los despegan del suelo, además de una presencia constante de contorsionismo en muchas variaciones originales.


L@s intérpretes, cuatro mujeres y dos hombres, son potentísimas bombas de relojería en acción. Tocad@s por un halo que combina lo sagrado con lo profano constantemente, manejan una teatralidad ficcional, poco convencional dentro de las artes circenses que suelen abocarse más al virtuosismo y la destreza. Así pues, representan personajes arquetípicos, que se van afirmando a sí mismos desde algunos monólogos narrativos o confesionales, o bien, se desdibujan en un todo como coro y colectivo. El dios narrador a veces se transforma en un don Juan vendedor de motos, la muerta a la que celebran el funeral es luego una muñeca que se derrite en el aire, la cabaretera fumadora es más tarde una baterista nihilista rabiosa. Por mencionar un poco de todo lo que se cuece en esa olla a presión que es la obra.


Se contaminan entre ell@s. ¿Quién es quién? ¿Eso importa?


Algunos objetos presentes como parte del atrezzo cobran una dimensión protagónica, y es que pasan desde el jardín del Edén señalado a través de un muro de televisiones antiguas traduciendo el sonido a color, a un par de vitrales flotantes y gigantes a modo de iglesia surrealista, a una entrada de parking que se convierte en bar, en andamio o en un kebab del raval, a poner una lavadora que se desmorona desnudándose en escena… hay en la propuesta plástica, tal y como suena de disparatado, una mirada caleidoscópica, casi alucinógena y en constante movimiento. Es acumulativa, mientras se trasgrede y transforma.


Además de los atrevimientos y hallazgos propios del espectáculo, se pueden reconocer algunas influencias de compañías paradigmáticas como Peeping Tom o la Needcompany, tanto en el tratamiento de la presencia de los intérpretes y la fisicidad, como en la hibridación de signos y lenguajes. La cuestión es que se queda a medio camino de sus intenciones, quizás por una cuestión de madurez, porque estamos hablando de dos compañías consolidadas y no de producciones puntuales y a medida de las convocatorias vigentes, y esto nos ofrece otro diagnóstico que tiene que ver más con la situación de la creación escénica en España que con la obra en sí misma.


En la medida que no se apoyen los proyectos a largo plazo, seguiremos haciendo emerger trabajos súper válidos y arriesgados pero efímeros. Esto hace tambalear la profundidad, la madurez que precisa cualquier investigación escénica que pretenda provocar cambios sustanciales en nuestro quehacer.


Ante la fragilidad de este sector (y particularmente tocada por las artes circenses a las que dediqué una década de mi vida), considero que sin un soporte e infraestructuras duraderas es imposible ofrecer espectáculos con solvencia, ya que todo recorrido precisa de tiempo, de perspectiva e incluso de silencio, un silencio activo, pleno, que te mira de frente, lleno y potencial.


Y eso es lo que la obra me recuerda: estamos replet@s, sobre-informad@s, sobre-estimulad@s. Como evoca su título estamos en la oscuridad, en la confusión, y eso, es lo que me (pre)ocupa en esta reflexión y texto: necesitamos el espacio, el tiempo y los recursos, para detenernos, para escuchar, para limpiar, para hacernos preguntas y, gracias a eso, simplificar, elegir, sumergirnos y permitir que las respuestas entren en efervescencia.


24.1.2021


Fotografies de Marta García. Clica sobre les imatges per veure-les a pantalla completa.   



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