RICARDO KLEMENT

Adolf Eichmann al pati de la presó de Ramla, 21.4.1961. Government Press Office - Isareal. ( link )

UN TEXT DE CARSTEN AHRENHOLZ


Carsten Ahrenholz, autor d'origen alemany afincat a Barcelona –un autor que té la rara habilitat d'escriure indistintament en català, castellà i alemany i del qual publicarem pròximament textos en totes tres llengües– aborda en aquest cas un moment fascinant de la història del segle XX. Sota la figura d'aquest personatge irrellevant que es feia dir Ricardo Klement s'amagava, de fet, una de les personalitats més sinistres de la Segona Guerra Mundial. Un personatge per al qual la filòsofa d'origen jueu Hannah Arendt va encunyar el concepte de "la banalitat del mal". Carsten Ahrenholz ens presenta l'impecable, moderat, amabilíssim Ricardo Klement a la presó de Ramla, ciutat d'Israel, l'any 1962. Està sent jutjat per crims contra la humanitat. Se'l fa responsable d'organitzar el trasllat i execució dels 6 milions de jueus que van morir als camps de concentració del nazisme. Parla amb el seu guardià, que el segueix a tot arreu per evitar que pugui cometre suïcidi, però que té ordres de no comunicar-se en cap cas amb el presoner que custodia. La xerrameca banal de Ricardo Klement va dibuixant a poc a poc la personalitat d'Adolf Eichmann, el buròcrata de l'Holocaust. Un text bilingüe –alemany i argentí, llengües en les quals s'expressava Ricardo Klement– que és una fascinant aproximació a un home sense ànima.

Aquí teniu una petita mostra dels insuportables records de Ricardo Klement:
Más tarde en Kulm
Müller me había enviado nuevamente
Allí sí que se me presentó otro escenario

Tiempo

Había un autobús sin ventanas
Judíos desnudos se subieron
En silencio
En fila india
Uno por uno
Jóvenes y viejos
Hombres
Mujeres
Niños
Mujeres con niños pequeños
Con bebés en brazos

Tiempo

Desnudos
Todos

Tiempo

Por aquel entonces yo también tenía hijos pequeños
Esto ya lo dice todo

Tiempo

Un médico con bata blanca me mostró una mirilla al lado del
asiento del conductor
Por la que yo durante el viaje

Tiempo

Pero no tuve tripas para eso
Müller también me había encargado medir el tiempo
Que duraba aquel asunto
No lo hice por mucho que antes había intentado
Calmar mis ánimos
Con la petaca

Tiempo

De esta forma ya habían procedido con los enfermos mentales
Los autobuses grises
Decía la gente

Tiempo

Con los de los manicomios
Ya saben
Comensales inútiles

Tiempo

Eso fue por así decirlo
Una experiencia valiosa por aquel entonces
Quiero decir

Tiempo

A ver bajo circunstancias naturales
Tampoco hubieran

Tiempo

Bueno
En cualquier caso
El motor se puso en marcha
Me llevaron hasta una especie de pradera forestal
Cuando llegamos el autobús ya entró en el camino de tierra

Tiempo

Había una zanja
Allí echaban la carga
Todos aquellos cuerpos desnudos
Todavía tan blandos y elásticos
Caían rodando

Tiempo

Tres cuatro hombres saltaron detrás
Con alicates
Rápidos como
Galgos
A por dientes de oro

Tiempo

Una niña
No estaba muerta todavía
Ocho nueve años
Todavía intenta de algún modo
Salvarse
Salir de todo aquel montón de cadáveres
Entonces
Dispararon
A la fosa una bala
Hizo estallar la cabeza de la niña
Trozos de masa cerebral volaron por los aires
Yo
Caí en redondo
No podía más
Estaba acabado

Tiempo

A Müller le dije Dios mío
Esto es
Nuestros soldados
Nuestra juventud
Se embrutecen por completo si hacen cosas así todos los días

Tiempo

Müller solo me miró con su delgada
Sonrisa paternal como si dijera
Sí amigo mío
Lo entiendo perfectamente pero la verdad es que
No hay nada que podamos hacer al respecto


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