Sobre la cuerda floja

Procesos de creación en escena contemporánea y artistas emergentes

Charla con Valentina Azzati y Johann Pérez Viera

por Natalia Barraza


Fui invitada a ver el espectáculo Dolorosa de los Llanos en la sala Hiroshima por Nicolás Carbajal, quien colabora con los creadores de la pieza. En este encuentro mi intención no fue tanto desarrollar una entrevista formal como compartir puntos de vista y conocer mejor el trabajo de la compañía Lacerda y su metodología de creación. En el momento de encontrarnos, hablé con Valentina Azzati y Johann Pérez Viera sobre las pautas que propongo para esta charla y nos dispusimos a abordar el proceso de trabajo desde su inicio hasta su consecuente puesta en escena. Se trataba de articular reflexiones desde la propia pieza hacia el ámbito escénico y la situación actual, nutrirnos de las diferentes maneras de explorar y habitar la creación.


Natalia: Antes que nada, pongo sobre la mesa que no sé nada sobre Dolorosa de los Llanos, no he leído la sinopsis, no he visto la web… conscientemente no hice un trabajo de “campo” previo para preparar una entrevista, sino que tengo ganas de que hablemos desde la experiencia y las inquietudes como creadoras. Así que espero que podamos ir hilvanando conceptos que nos sirvan para entender cómo ha ido vuestro proceso, que seguramente es reflejo de muchas otras experiencias, desde la emergencia, el riesgo…la periferia. Pero vamos a la obra… cuéntenme!


Valentina: Para empezar la pieza, tomamos como punto de partida tres sucesos autobiográficos, concebimos tres solos inter dirigidos entre los tres creadores / intérpretes. Los tres somos de origen latinoamericano y para la compañía éste es un parámetro importante, ya que a la hora de crear tenemos en cuenta tanto el lugar originario como aquel en el que se inserta. Trabajamos constantemente sobre el misterio y el ritual, y este proceso en particular trata sobre cómo ritualizar eventos que han sido significativos en nuestras historias. En este caso, la historia de Johann, la “Dolorosa”, sería la que vehicularía la obra.


Johann: En el momento en que nos planteamos esta creación yo me encontraba ya con la inquietud de trabajar sobre una situación que me tocaba personalmente. Quería abordar qué significa en mi país (Venezuela) nacer niño homosexual en una familia conservadora que no se espera esta “sorpresa” y, de esta manera, hablar de un tipo de proceso de castración desde la familia y la sociedad.


Me interesaba hacerme preguntas a modo de hipótesis: ¿que hubiera pasado si la educación o el apoyo hubiera sido diferente?, ¿en qué persona se hubiera transformado ese niño? Por otro lado, tengo en cuenta un resultado concreto, o sea, mi realidad, lo que sí ha pasado y que se refleja mi vida. Desde ahí puedo contrastarlo: ¿qué soy ahora y cuál ha sido el proceso con el contexto del que vengo para deshacerme de aquello que me condicionaba?

El nombre de “dolorosa” del solo está basado en la intención de inventarnos una leyenda sobre la sensación de castigo asociado a esta confrontación entre una naturaleza y la sociedad conservadora.


Valentina: Es importante tener en cuenta que él proviene de una familia católica cristiana. Esto hizo que pasáramos por elementos fundamentales de estudio como la religión y la procesión como fenómeno y los misterios que la rodean. Todo esto nos abrió un conocimiento del cual no teníamos ni idea, es un mundo ajeno para nosotras (por ateas) y quizás por eso lo encontramos fantástico. Por ejemplo, por una promesa de su madre al “nazareno”, el Johann niño tenía que ir todos los años a la semana santa.

Natalia: Ahora que lo dices, las promesas tienen algo de perverso, ¿cierto? Como una deuda adquirida con algo ajeno que te crea un mito propio al que debes “obedecer”. Te subyugas a tu propia condena… vamos, que ahora “promesa” me suena a cruz.


Valentina: En la creación teníamos temas muy distintos entre si y no queríamos presentarlos como solos aislados, sino encontrar elementos comunes, por ejemplo, la geografía, y lo que nos une de ellas. En nuestro caso es el paisaje del llano.


En la llanura parece que no pasa nada, como en la pampa, pero una vez que entras, ves que todo se mueve, y queremos evocar esa sensación particularmente. Allí hay una relación con la ganadería como actividad principal. A raíz de eso conocí el trabajo de una fotógrafa colombiana, Juana Escobar, que retrata de manera increíble la intimidad en el campo, con el caballo y lo salvaje como punto de transvase entre la ficción y la realidad. Nos inspiramos entonces en el ritual de las procesiones católicas integradas en Latinoamérica y en la “llanura” como imaginario que representa la desolación, lo rural, la pobreza, la precariedad… entonces la hipótesis fue: ¿qué pasaría si en medio de esa llanura que evocamos aparece este personaje, esta mezcla de niño / niña / mujer / hombre?


Y nos hemos dado cuenta de que en el camino se nos ha ido borrando cuál es el límite de la homosexualidad y la transexualidad. Hay una perspectiva de género que se diluye, ¿qué pasa con esa identidad no definida? Nosotr@s decimos ese niño es hombre? ¡Si! ¿Y es mujer? ¡Si! Todo en un niño está mas junto. Fue hasta que la madre lo comenzó a castigar cuando uno de esos aspectos pretende tapar el otro.


Natalia: Si entiendo bien el material, surge de 3 historias, pero ahora, ¿dónde están las otras dos? ¿Coexisten simultáneamente o están al servicio de lo que decidieron que era la historia central? ¿Se han diluido a otro plano? ¿Se han vuelto paisaje?


Valentina: hubo un cambio inesperado en el equipo (uno de los creadores se apartó del proceso). A partir de ahí, al entrar Aina como intérprete, decidimos que las dos mujeres muy parecidas físicamente se fusionaran en un plano poniéndose al servicio de la historia de Dolorosa / Johann. Se vuelven el contraste del otro, nosotras juntas somos el personaje no humano, y Dolorosa (él) es quien vehicula la obra desde su propia historia, de esta manera se representa la diferencia entre lo humano y lo no humano.


Natalia: Entonces a nivel de cómo se estructura esta pieza, ¿la planteáis como un solo, un trio, un coro, una coreo? ¿Cuál es del detonante para tomar esa decisión?


Johann: En esta última etapa del proceso, lo hemos vivido bastante más como un solo, que a veces tiene forma de trio. Creo que el limite es confuso. Ellas salen de la psiquis del personaje Dolorosa. Una es el lado mas oscuro y de deseos reprimidos, la sombra, entre la negación y el potencial. Y por otro lado tenemos la parte femenina de libertad y de goce que se despliega. Es un solo deconstruido o apaisajado, creando un contexto a través de las otras dos presencias.


Valentina: Es verdad que no nos lo habíamos planteado así, pero lo cierto es que es un solo porque en lo que decantó era evidente que nosotras funcionamos como contrapunto, a veces él no está en escena pero sigue estando presente. No sé si se percibe así desde fuera, pero todo lo que está pasando en ella surge de la intención de contrastar con lo que él nos evoca.

Natalia: Yo no he visto la pieza, por lo tanto cualquier cosa que pueda decir está “libre de prejuicio y pecado”, pero tal y como lo escucho pienso en algo así como un tríptico, ya que necesita esos otros dos lados para sustentarse. Por lo tanto, si se vuelve indisociable no puede ser un solo… Lo interesante de concebirlo así es que permite diluir el protagonismo, repartir la historia y depositarlo en la pieza y no sólo en los personajes que aparecen. Es la obra y lo que contiene lo que moviliza, a través de todos los sujetos que lo componen. Necesita la luz y la sombra, por no hay Dolorosa sin llano, no hay Dolorosa sin luz, no hay Dolorosa sin sombra.


Johann: Ya lo verás hoy en la obra, pero es cierto que la pieza necesita y se crea en el paisaje. Por lo tanto, aunque internamente lo hemos visto como solo ya que es lo que lo guía todo para estructurar el material que iba surgiendo, puede ser que en la puesta en escena aparezca tal como lo dices tú ahora.


Valentina: Si, aunque somos el contrapunto, estamos ahí.



Natalia: De lo que hablamos me surgen algunas reflexiones y, de ellas, otros temas y subtemas, algo que creo que plantea una dicotomía.


Por un lado creo que en la creación contemporánea es saludable hacer el ejercicio de ir a los parámetros del imaginario colectivo para relacionarlo con los arquetipos y entender el relato esencial que queremos comunicar en nuestras creaciones. En ese caso. ¿qué arquetipo representa Dolorosa?


Y por otro escucho una fuerte reivindicación del origen (de hecho, lo ponéis sobre la mesa desde el inicio de la charla) como algo que os representa, une y vincula. Esto es un aspecto de definición muy fuerte y, por el contrario, de manera vertebral, la obra cuestiona el límite del género. Parece que nos es mas fácil poner en cuestión la identidad sexual que la de la nacionalidad. Cuando lo “patrio” es discursivo ofrece muchas connotaciones implícitas. ¿No creen?


Valentina: Creo que lo que nos apasiona del origen latinoamericano es lo folclórico, en cómo se gesta el tipo de movimiento del folclore, de estructura, de complejidad rítmica, y cómo esto parte de una vinculación con la tierra. Hoy por hoy, es verdad que es mas fácil confrontarse con el tema de la identidad sexual que la del origen, pero en nuestro caso es quizás un híbrido que no se define por una o por otra, sabemos que en nuestros países de origen hay una información muy rica en la danza popular tradicional y todo lo que hacemos está teñido de esto, pero no lo tomamos como una reivindicación. Por ejemplo, estudiando las leyendas folclóricas encontramos que están vinculadas a la moral cristiana, como por ejemplo el espanto, la llorona, la saiona, son personajes que se fusionan con la tradición.

Natalia: Entonces La Dolorosa es un intento de leyenda?


Johann: Pues sí, de alguna manera. Si Dolorosa de los Llanos fuera una leyenda, ¿qué haría?


Valentina: Dolorosa de los Llanos es una mujer atrapada en un cuerpo de hombre que vive en el llano venezolano y que suele salir a la calle a la hora en la que no se puede porque se teme que es la hora de las leyendas o fantasmas. Entonces, un día se encuentra con un Caronte que la conduce a una procesión en el inframundo. Esa procesión es la veneración a una diosa que se llama Tsunami y le va mostrando a el/ella cómo pagar culpas y promesas. También le es revelado todo lo que no se ve de la feminidad, el lado oscuro de la mujer. Es una diosa que no tiene nada de virgen, ni tiene que ver con pureza, blanco o inmaculado, ni con el lado femme con el que comulgan las Drag Queens, que tiene que ver con otro tipo de feminidad. Hay una parte brillante y divina de las Drag Queens (Johann está formándose en voguing), pero aquí convive con otra cara que está relacionada con la sombra y que puede, como toda feminidad, “descender” a esos lugares. Y adelanto… aunque la pieza parece oscura, ¡creemos que tiene un final feliz!


Johann: Sí, al final de la procesión, Dolorosa se libera.


Natalia: Entonces a través de la procesión aprende y se emancipa.


Valentina: Al final, lo que pasa es en realidad una integración. No es algo nuevo, sino que se unen esos dos polos.


(En este momento, Johann se despide porque tiene que ir a vestirse para la presentación.)


Natalia: Y sobre la dramaturgia final, ¿la habéis construido entre todas?


Valentina: Yo hice de dramaturga, mi rol ha sido el de organizar el material, ya como protagonista, él me parecía que tenía mucha responsabilidad y yo tomé esta posición.


Natalia: Y ¿cómo fue la metodología: de lo físico a lo textual, del papel al cuerpo o todo a la vez?


Valentina: Tenemos una metodología muy caótica e intuitiva, había alguna idea de vestuario, pero no se ha terminado hasta ayer de armar, aún seguimos definiendo cosas, y es una pieza 100 por 100 física. No hay texto hablado, aunque sí pasó por una escritura en algún momento. En estos últimos tres meses, cuando intentamos bajarlo al papel, hicimos la sinopsis y de ahí la leyenda. Después la obra se basa en el cuerpo, la luz, el espacio sonoro y el vestuario, que le van dando forma. Nuestra idea era contar una historia, queríamos no hacer danza sólo por movernos, por eso la intención de crear algo más narrativo, por eso invitamos a Nicolás y Ana, que se incorporaron como asesores dramatúrgicos y teatrales. Nos ayudaron a entender un modo de dirigirnos al público que en el teatro está mas presente. Me interesaba mucho mezclar códigos, hacer que lo dancístico no fuera tan lejano de lo interpretativo y teatral.

Natalia: Te da herramientas de codificación, con la danza como vehículo. ¿Te parece que la danza se olvida un poco de esto? A veces es como si fuera un ejercicio muy ajeno al espectador. Si es así, genera distancia y estaría bien diluir esa frontera. La danza tiene un poder movilizador impresionante desde la abstracción. Si además integra la conciencia del relato y de lo comunicativo… es la bomba.

Y otro tema, ¿esta es la primera pieza de Lacerda?


Valentina: Sí, es la primera oficialmente y de formato largo pero antes hicimos otras cuatro: “solo ciego”, “When i’m not around”, “warm up” y “tango”. Yo estuve como bailarina y creadora en dos de ellas. Lacerda ha sido fundada por Edward Tamayo y María Carbonell. María ya no forma parte y Edward… no sabemos. La fundaron entre 2014 y 2015. Johann se incorporó en 2016. Hubo mucha gente de paso y yo entré a finales de 2018. Desde entonces trabajamos intensamente juntos los tres.


Natalia: Con esta pieza, entonces, Lacerda se solidifica y madura. ¿Cómo sigue?


Valentina: No sabemos. Por el respeto que me produce haberla empezado con Edward y no poder terminarla con él, para mi era importante expresar lo que la compañía es. Quedarme con el registro de lo que creo que hay en el trabajo previo. Es una obra que reúne y rescata muchas cosas que se habían hecho antes. Digamos que habíamos hecho ritualitos mas pequeños y cortos y éste es el grande.


Natalia: ¿Fue una premisa o, espontáneamente, lo fuiste encontrando en el proceso? Yo, por ejemplo, desde el inicio me gusta ponerme ciertas condiciones y premisas en la manera de trabajar para que se refleje en el proceso, aunque todo esté abierto a cambios, pero conociendo mis propias reglas de juego.


Valentina: En nuestro caso fue mas bien intuitivo, en el propio proceso fui identificando cosas que venían de antes, con un trabajo previo de cohesión, de nutrición. Yo, cuando se iba el “director”, pensé: ¿ahora qué voy a hacer? Estaba alarmada, pero en parte fue un alivio darme cuenta de que en el cuerpo ya tenemos un registro dentro que es un resultado fiel al trabajo hecho. Mientras los materiales iban saliendo o los iba encontrando, sí que llegué a preguntarme: ¿lo tengo que quitar si viene de otro lugar? ¿O lo asumo y aprovecho? Finalmente todo ha ido sumándose.


Natalia: Vi la foto del cartel e, intuyendo que tienes tus propias intenciones plásticas, me pregunto si esa parte también la asumiste tú o hay mas gente en el equipo creativo a nivel estético?


Valentina: No puedo estar mas que agradecida. Sí que veo mi paranoia estética en escena, pero no hubiera sido posible si no hubieran estado presentes todos, un equipazo. Hicimos una convocatoria abierta para vestuario y encontré a Cristina, una chica italiana con la que coincidimos en muchas cosas. Luego Nico y Anna y un montón de gente hermosa. Todo este proceso refleja un dolor muy grande y a la vez una gran confianza. Imagina que iniciamos la residencia técnica sin técnico, pero fue increíble, y todo ha ido cuadrando a último momento. Aprendiendo de cada paso. Simplificando.


Natalia: Esta producción, ¿cuándo surge y cuándo se afianza? O sea, entiendo que estaban investigando tipo laboratorio, pero ¿cuándo empezó a llamarse Dolorosa?


Valentina: Se inició en residencia en La Barceloneta en 2018, pero era con otro de los personajes. Luego fuimos a Croacia, empezamos mi solo y luego otro. Antes se llamaba “Tres solos juntos”. Más adelante Gastón, director de la sala Hiroshima, nos ofreció participar en la Quinzena metropolitana de Dansa y, a partir de ahí, tomamos la decisión de que esto iba de la pieza de Johann y comenzamos a dar forma a Dolorosa de los Llanos como espectáculo en otro formato. Desde entonces estuvimos los últimos tres meses cada día de laboratorio.

Natalia: La perspectiva de pieza supongo que no acaba en este evento, pero ¿han estudiado cómo moverla después de la Quinzena?


Valentina: La pieza es compleja, tenemos muchos cambios de vestuario y no es tan viable como quisiéramos. De todas maneras, hace tiempo que me preguntaba por qué no era posible pensar en mediano y gran formato. Tenia ganas de probar algo grande. Esta vez la escenografía no existe sólo por la idea de austeridad del llano, pero queríamos ver y vivir 10 personas currando a la vez. Esto necesita un escenario grande, así que no sé. Pero ya estoy contenta con que esto haya pasado.


Natalia: Como creadora me preocupa que cada dos por tres tengamos que seguir produciendo desde cero. Creo que toda pieza necesita una maduración. Es como estar enganchado al proceso de enamoramiento con esa energía de iniciación que entusiasma, pero en la que no hay capacidad de profundizar ni de solidificar nada.

¿Qué hacemos como sector para sostener piezas de procesos largos y no seguir alimentando la máquina de la prisa y el descarte?


Valentina: Para mi el tema es que lo “arriesgado” no entra en espacios de distribución. Si no asegura una venta, no entra en el circuito. Además de que todo es bastante endogámico, esta obra tiene temas polémicos que se ven claramente... desde un tipo peludo con corsé, hasta la cara pintada de negro... pueden suscitar diferentes reacciones. Incluso ayer nos advirtieron de que alguien podría ofenderse por el tema #blacklivesmatter. Estas polémicas que surgieron son interesantes y nos meten en nuevas reflexiones, las lecturas que surgen son de los propios espectadores. Pero no rechazo el conflicto, creo que lo que cada uno ve es “su” realidad. Es estupendo que lo onírico y simbólico despierte limites y enfoques. Esta pieza no te quiere encerrar, sino abrir el imaginario. Hay que tomar riesgos, no seguir en la aparente armonía, no puede tener todo el mismo color.


Natalia: La uniformidad, de hecho, es un peligro, las crisis nos pueden llevar al conservadurismo, en la necesidad de cohesión se pierden los matices que te permiten enriquecerte y pueden descubrirse desde la diferencia. Y volviendo al tema de antes, ¿qué va a pasar con Dolorosa después de esta mini temporada?


Valentina: Dolorosa es una pieza larga, lenta, rara y, si lo pienso así, esta pieza no encaja en ningún lado, pero no creo que haya que pensar sólo en formato calle para que se venda. Hay mucha distancia entre el artista y el programador y es un punto de mierda para el artista que se ve condicionado. Y más ahora, imagínate, ¡ya no podemos ni ser camarer@s!

Natalia: Yo pienso que no hay que ceder, que tenemos que ser lo mas coherentes posible, que la cresta va en el alma y no hace falta ser pedagógico ni condescendiente. Mantenerse firme y las cosas llegarán (o no) pero ¿sacrificarse para entrar en el mercado? Eso no. En todo caso, que el mercado me entienda y me integre a mí. Que me llame y me diga: hola me gustas, toma curro, pero como una consecuencia, no como un objetivo. Yo he vivido siempre al margen, en la periferia y lo no comercial, pero no he dejado ni un solo día de hacer mil cosas a fondo por ello. El compromiso va por encima de las circunstancias.


Valentina: Yo creo que hay gente que hace cosas preciosas y tiene posicionamientos arriesgados que merecen la pena, pero a veces se diluyen las fuerzas. Solo queremos hacer lo que hacemos porque además ¡está bien hecho! Ser alternativos no está exento de calidad, pero estamos preocupados… Vemos que sólo ciertos apellidos son los que pueden tener un sitio en la programación. No me salen las cuentas si dedico cada día de mi vida durante 4 meses por 5000 euros que se esfuman en la producción y no te alcanzan incluso sin cobrar. Yo tengo un espíritu combativo, pero también me canso y pienso ¿a dónde me voy? En América Latina tienen la mirada puesta en Europa, en Europa tienen la mirada puesta en sí mismos…


O sobre los centros de creación: ¿Por qué La Caldera está tan vacía? ¿Por qué es tan inaccesible El Graner? Deberíamos estar todas entrando y saliendo de allí a entrenar y crear con otra libertad. No es una utopía, realmente lo pienso. Faltaría que quienes programan allí vieran circuitos alternativos para poder incorporar a los que entre los 20 los 30 estamos haciendo emerger nuevos trabajos interesantes.


Natalia: Ya, hay mucho por cambiar, vivimos los efectos colaterales de la precariedad. Además si pasa todo por formulario, convocatorias fugaces, subvenciones… acabamos más tiempo en oficina que en ensayo, o bien orbitando alrededor del cansancio. Pero, antes de derivar y terminar la charla hablando del sector, volvamos a la pieza para que me digas como la viviste tú y cómo la definirías desde esa experiencia. Algo más que nos quieras compartir?


Valentina: Esta pieza es una especie de ópera de medio pelo, justamente por ser latina, que es la mezcla entre lo cutre y lo maravilloso de lo creativo. Allí vemos el realismo mágico en todas partes y la pieza también lo representa. En la obra casi todo es reciclado, cables, telas, sombreros, ropa… Tiene este punto de que “quiso ser una ópera” pero se quedó en el camino. Para mi así también es muy válido. Ana Capacés nos decía que esta pieza esta siempre caminando sobre la cuerda floja y es verdad que hay algo de eso y me gusta. Tiene un reto actoral enorme y podemos verlo, es muy delicado. Ahora que llevamos unos días lo vamos afinando porque podemos estar atentos a las sutilezas. Éste es un momento precioso.


Así, y después de una hora de charla, nos despedimos con un abrazo a la espera del inicio de la función. Si la veis programada, no os la podéis perder.


Natalia Barraza

27.3.2021


Valentina Azzati i Natalia Barraza després de l'entrevista. Johann Pérez Viera apareix a les fotos de l'espectacle.


DOLOROSA DE LOS LLANOS. Dirección: Valentina Azzati y Johann Pérez Viera. Creación: Valentina Azzati, Johann Pérez Viera y Edward Tamayo. Intérpretes: Aina Lanas, Johann Pérez Viera y Valentina Azzati. Asesores de dirección: Anna Capacés y Nicolás Carbajal. Diseño sonoro: Yves del Río. Diseño de vestuario: Valentina Azzati. Diseño de iluminación: Valentina Azzati. Asesor lumínico: Carles Borràs. Responsable técnico: Carles Borràs. Realización de vestuario: Cristina Dezi. Asesoría de maquillaje: Sergio Elche. Producción: LaCerda. Asistencia de producción: Lucía Franco. Registro audiovisual: Magui Pichinini. Registro fotográfico: Coni Gutiérrez y Arboix Gutiérrez. Dolorosa de los Llanos es una coproducción de Sala Hiroshima, dansa. Quinzena Metropolitana, LaCerda y Atlético Terciopelo con el apoyo del Centre Cívic Barceloneta y Bolivia Now. Agradecemos a Gastón Core, Alek Carr Rollitt y Cuque Cao por su colaboración.


Web de la compañía: http://lacerda.es/


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